Movilidad

La micromovilidad y la tendencia “última milla”

Publicado en 28/4/2023
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La micromovilidad es una solución al problema de la llamada “última milla”, ese espacio entre la estación y el trabajo, o entre el transbordo entre autobuses, o cualquier distancia que esté demasiado cerca para ir en coche, pero demasiado lejos para ir andando. Este término suele abarcar todos los viajes de menos de 8 kilómetros, lo que supone hasta el 50% o el 60% de los viajes que solemos realizar en espacios urbanos, -aunque estas distancias suelen estar más cerca de los 3 kilómetros-.

Todos estos viajes en coche, los tramos cortos de transporte público y los trayectos de primer y último tramo pueden sustituirse por bicicletas, patinetes eléctricos, ciclomotores y otras soluciones de micromovilidad.

La micromovilidad compartida existe de diferentes formas desde hace, más o menos, una década. Empezó con el uso compartido de bicicletas, que acabó convirtiéndose en dockless bike. Esta modalidad allanó el camino a las e-bikes y otros modos de transporte, desde los servicios de ciclomotores compartidos hasta los monopatines motorizados o los hoverboards. Pero este negocio, que ha ido creciendo exponencialmente y que ha ido amasando miles de millones en ingresos, pertenece a la revolución de los e-scooters.

 

Los retos urbanos piden soluciones urbanas

Cuanto más nos desplazamos hacía las ciudades, más provocamos que el tráfico las congestione alcanzando niveles sin precedentes. El ciudadano medio pasa unas 41 horas al año atrapado en un atasco, por lo es normal que busque mejores formas de desplazarse. A medida que los entornos urbanos se vuelven más concurridos y contaminados, más observamos una clara tendencia hacia los desplazamientos sin emisiones.

Por esta razón, los gobiernos de todo el mundo están impulsando que los trayectos cortos dentro de las ciudades se hagan a pie y/o en bicicleta. Aunque ahora, además, encontramos una nueva oportunidad: los patinetes eléctricos, los cuales experimentaron un gran aumento de popularidad en 2018, sobre todo en Estados Unidos, pero también en las principales ciudades de Europa, América Latina y Asia.

Los patinetes – también conocidos como e-scooters-, son compactos, prácticos, ágiles, eléctricos y aptos para la ciudad. Su precio es bajo y están disponibles bajo demanda, por lo que son una alternativa convincente a los medios de transporte tradicionales. Además, al poder sortear el tráfico, suelen ser más rápidos que conducir.

 

Nuevas soluciones de movilidad gracias a la tecnología

¿Por qué la micromovilidad ha experimentado tanto éxito en el último año? Sabemos que la población urbana ha aumentado de 3.400 millones a 4.200 millones desde 2008. También ha aumentado el número de teléfonos móviles, pasando a tenerlos de 1 de cada 100 personas a 1 de cada 5. Todo esto significa que todos los usuarios disponen de un smartphone para localizar, desbloquear y pagar el e-scooter directamente desde la aplicación.

En paralelo, los precios de las baterías cayeron un 86% entre 2010 y 2016, haciendo que las soluciones de movilidad eléctrica sean más asequibles. Por otro lado, las mejoras en la autonomía de las baterías han hecho que los e-scooters puedan cubrir distancias de entre 30 y 50 kilómetros, permitiendo utilizarlos durante todo un día sin necesitad de parar a recargar.

 

¿Ecológico en la teoría y en la práctica?

No hay datos concluyentes sobre la durabilidad de los e-scooters, principalmente por dos razones: por un lado porque aún es demasiado pronto, y por otro, porque las empresas no quieren revelar cifras susceptibles de hacerles perder inversores. 

Sin embargo, los portavoces de dos de las mayores empresas de e-scooters, Bird y Lime, han declarado que la vida media de sus e-scooters es de aproximadamente uno o dos meses, lo que plantea la cuestión de que hasta qué punto es ecológica esta solución de micromovilidad. Con respecto a esto, la rápida depreciación de los activos crea toda una nueva fuente de residuos que antes no existía. Poniendo a China como referencia, uno de los primeros países en adoptar las bicicletas compartidas a mayor escala hasta la fecha, vemos el lado feo del asunto, cuando las bicicletas acaban en vertederos tan grandes, que es insostenible. 

 

Una normativa que debe ponerse al día

En varias ciudades, sobre todo de Estados Unidos, se han producido vandalismo y robos de los e-scooter. San Francisco es a menudo noticia por la destrucción de e-scooters que ha asolado la ciudad debido a la falta de regulación. Al no existir leyes sobre la micromovilidad, las empresas pueden colocarlos en cualquier sitio, ocupando un valioso espacio en las aceras y, por tanto, enfadando a los peatones.

Además, la legislación gubernamental debe abordar los problemas de seguridad relacionados con los e-scooters. Como parecen juguetes, mucha gente no se da cuenta de lo peligroso que puede llegar a ser circular en ellos por entornos urbanos. Como se trata de un medio de transporte relativamente nuevo que no está regulado en la mayoría de las ciudades, no hay normas sobre cómo y por dónde circular con ellos: algunas ciudades los prohíben en las aceras y otras sólo los permiten en ellas. Esto ha provocado múltiples accidentes -algunos trágicamente mortales- por colisiones. 

¿Sólo una tendencia o está aquí para quedarse?

En principio, los e-scooters deberían ser la solución ideal para las ciudades congestionadas y contaminadas. Sin embargo, en la práctica, no hay pruebas concretas de que el auge de los e-scooters haya supuesto un descenso de la propiedad de automóviles o de las emisiones. Hasta que se establezcan normativas y la micromovilidad se consolide como una solución capaz, es poco probable que la gente renuncie a sus coches.

A pesar de los inminentes retos que plantea un negocio que ha crecido demasiado en tan poco tiempo, una cosa es cierta: existe una demanda innegable de soluciones de movilidad de última milla. Todavía está por ver si los e-scooters resistirán el paso del tiempo.

Al final, lo que podemos aprender de la micromovilidad y de la revolución de los e-scooters en particular, es que los ciudadanos están presionando a las ciudades para que mejoren la planificación de este tipo de transporte. Se prevé que la población urbana crezca hasta el 68% en 2050, por lo que abordar la movilidad urbana es una prioridad absoluta. Los cambios en el diseño de las calles, la ampliación de los carriles bici y la creación de espacios para estas y otras formas de movilidad, son necesarios para garantizar que los e-scooters y otras alternativas de micromovilidad prosperen.

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